La luz pulsada intensa (IPL), comúnmente conocida como “láser IPL”, es una tecnología avanzada utilizada en dermatología estética para tratar manchas faciales, rejuvenecer la piel y corregir imperfecciones. A diferencia de un láser tradicional, que emite una sola longitud de onda, el IPL utiliza un rango amplio de luces que pueden ajustarse para actuar sobre diferentes capas de la piel. Esta versatilidad permite que el tratamiento se dirija específicamente a los pigmentos oscuros (melanina) responsables de las manchas solares o de la edad, sin dañar el tejido circundante. Es un procedimiento no invasivo, seguro y con resultados progresivos, por lo que se ha convertido en una de las opciones más populares en medicina estética facial.

Durante la sesión, el profesional aplica un gel conductor sobre la piel limpia y desliza un dispositivo que emite pulsos de luz controlados. Estos destellos generan calor en las zonas donde hay exceso de pigmento, lo que provoca que las partículas de melanina se fragmenten y sean eliminadas naturalmente por el organismo en los días posteriores. Tras el tratamiento, es normal que las manchas se oscurezcan ligeramente antes de aclararse, señal de que la piel está respondiendo adecuadamente. Generalmente se recomiendan entre 3 y 6 sesiones, espaciadas por algunas semanas, para obtener resultados óptimos y uniformes.

Además de atenuar manchas, el IPL ofrece un efecto rejuvenecedor global. Estimula la producción de colágeno y elastina, mejorando la textura, el brillo y la firmeza del rostro. También puede ayudar a reducir poros dilatados, enrojecimientos y pequeñas venitas (telangiectasias), logrando una piel más luminosa y homogénea. Es fundamental realizar el tratamiento con un especialista capacitado y seguir los cuidados posteriores, como evitar la exposición solar, usar protector solar de alto espectro y mantener la piel bien hidratada, para garantizar resultados duraderos y seguros.